quarta-feira, 21 de dezembro de 2011

URBINA, F.C.- “LAS AUDIENCIAS DE LA CALLE” . (3)

[ fonte: - PERSPECTIVAS DE LA COMUNICACIÓN · Vol. 1, Nº 1, 2008 · ISSN 0718-4867 UNIVERSIDAD DE LA FRONTER TEMUCO · CHILE 29 “LAS AUDIENCIAS DE LA CALLE” ENTRE MERCADOS, CALLES Y MÚSICA EN PERÚ. FRANKLIN CORNEJO URBINA. (pp. 29 – 41)]


 “LAS AUDIENCIAS DE LA CALLE” ENTRE MERCADOS, CALLES Y MÚSICA EN PERÚ - “STREET AUDIENCES” BETWEEN MARKETS, STREETS AND MUSIC IN PERÚ 
(3)

Dr. Franklin Cornejo Urbina - Pontificia Universidad Gregoriana de Roma - Italia

La calle
Estar en la calle no quiere decir negar el ámbito doméstico de la casa donde el hombre y la mujer entran en contacto con sus familias y con las personas con las que han decidido compartir una vida social.
La casa es el lugar de lo privado para las sociedades anglosajonas y estadounidense, para Silverstone, la casa es una “privacidad inundada de luz” (Silverstone, 1996: 82) donde hay una vida cotidiana “centrada en los niños, competitiva, sociable pero también solitaria, exclusiva, dependiente de un particular equilibrio entre la domesticidad femenina y la movilidad, la seguridad y la ambición social y geográfica masculinas” (op. cit. 82).
Creemos que la calle es el lugar de lo público en la vida de las sociedades que tienen una historia de civilizaciones antiguas y una simbología, un ritualismo y un folklore estrechamente marcado por sus vivencias y sus procesos históricos y sociales (De Certeau 1990/2005).
Las calles latinoamericanas tienen además “condiciones materiales de existencia y espacios con vocación de ser extraños que producen los fenómenos más imprescindibles que podemos imaginar” (Colón, 1985: 81-85). PERSPECTIVAS DE LA COMUNICACIÓN · Vol. 1, Nº 1, 2008 · ISSN 0718-4867 UNIVERSIDAD DE LA FRONTERA · TEMUCO · CHILE 34 “LAS AUDIENCIAS DE LA CALLE” ENTRE MERCADOS, CALLES Y MÚSICA EN PERÚ. FRANKLIN CORNEJO URBINA. (pp. 29 – 41).
Si la calle es un lugar donde hay vida social entonces en términos retóricos es un tipo de lugar propio en lo colectivo.
Un lugar “propio” es una victoria del espacio sobre el tiempo. Permite capitalizar ventajas adquiridas, preparar futuras expansiones, y adquirir así una independencia en relación a la variabilidad de las circunstancias. Es una forma de control del tiempo a través de la institución de un espacio autónomo (De Certeau, 1990/2005: 72).
En Latinoamérica y en el Perú pluricultural y pluriétnico, la calle es de alguna manera un lugar y espacio que media entre lo privado y lo público.
Tufte ha llamado a esa realidad social latinoamericana “esfera híbrida de significación” (Tufte, 1997a: 90)4 desde un caso de estudio en Brasil. Dicha definición es pertinente para nuestro trabajo pues se trata de un estudio en barrios pobres brasileños con mujeres que ven telenovelas y tienen una socialización entre la casa y el vecindario que incluye las calles públicas del barrio donde viven estás mujeres.
Así, Tufte entiende como esfera híbrida de significación a la existencia de una zona gris que enlaza los elementos de domesticidad (hogar-casa y comunidades interpretativas) y la cultura del vecindario latinoamericano, que es más colectiva y menos privada. Esta zona gris que une lo público con lo privado y viceversa dentro de un proceso comunicativo dinámico está sucediendo en el mercado popular, y particularmente en los mercados populares ubicados en barrios y zonas urbano-marginales de Lima. Mi intento por ver las audiencias de las culturas urbanas populares me lleva a considerar toda esta realidad sociocultural desde la familia y la comunidad local donde están sus redes sociales y se lleva a cabo su socialización en ambientes públicos y colectivos.
Según Tufte, la tecnología como tal, sus posibilidades de aumentar la comunicación intercultural, como el incremento y la diversificación de la oferta de programas, son elementos que están cambiando nuestra vida, nuestra forma de organizar y usar nuestro hogar, nuestras familias y otras comunidades interpretativas, y nuestra casa.
Dada esta situación, comenta Tufte, se está volviendo cada vez más pertinente llevar a cabo estudios empíricos con el fin de descubrir la reorganización de la esfera pública y privada, así como entender mejor los procesos de mediación (dentro de) las sociedades modernas.
De esta manera, al asegurar un análisis contextualizado que refleje la transformación actual de la sociedad moderna, la domesticidad retiene su importancia cuando se analiza la televisión y la radio en la vida cotidiana.
En Latinoamérica la presencia de comerciantes en la calle y de niños y adultos que trabajan en la calle y en los mercados se debe a la crisis que atraviesan sus economías nacionales, la sobrepoblación de las ciudades por los procesos de urbanización, el desempleo, la violencia política interna, las olas de desplazados por el terrorismo y la reivindicación de los derechos de las sociedades marginales.
Y una particular forma de socializar en la vía pública y en los mercados populares al aire libre, donde niños, jóvenes, adultos, hombres y mujeres se encuentran en el barrio que “aparece -según Martín-Barbero- como el gran mediador entre el universo privado de la casa y el mundo público de la ciudad” (Martín-Barbero, 1987). Nos estamos refiriendo aquí, coincidiendo con Martín-Barbero, en un barrio que en algunos casos puede ser entendido, lo veo así, como un “barrio extendido”, y que incluye al mercado al aire libre donde una marea de conocidos y desconocidos se encuentra y establece lazos sociales con el fin de ser reconocidos, intercambiar valores, y construir la propia identidad personal y colectiva, y todo esto fuera de la casa “el espacio natural” de la televisión según algunas teorías sobre la televisión y las tecnologías de la comunicación.
Por su parte, Morley y Silverstone (1991) estudiosos británicos del público de la televisión sostienen que “detrás de las puertas cerradas de las sociedades occidentales y de otras sociedades, la televisión y otras tecnologías de la comunicación e información se consumen y se usan uno supone en formas que son tanto comunes como únicas en su género” (Morley y Silverstone, 1991).

Siguiendo la connotación y la trayectoria de estos comentarios observo para los fines de nuestro estudio que esas “otras sociedades” son las sociedades de la calle que más bien socializan sin las puertas cerradas, con las puertas abiertas, donde el público ve y escucha los medios de otra forma, con otras miradas, atenciones e intereses.
Sugiero que las sociedades de la calle ven la calle como un lugar y un espacio físico que une la cultura tradicional de la que provienen muchos de ellos y la cultura moderna a la que tratan de entrar con sus propios referentes y los nuevos referentes que toman del encuentro social con el mundo urbano de la ciudad.
“La cultura, la unidad doméstica y la persona”, son niveles de análisis desde los cuales Lull (1988) ha estudiado el uso y la interpretación de la televisión por parte de las audiencias en la casa, pero se presentan de otra manera en la calle de los barrios latinoamericanos.
Al respecto, Thomas Tufte afirma que en los barrios de Latinoamérica existe un sentido de comunidad.
Esos barrios: constituyen dinámicas en las que se vive socialmente. Las penurias sociales, los conflictos sociales y económicos, la falta de seguridad, el desempleo, la situación como emigrantes recientes de zonas rurales, etcétera, todo contribuye a acercar a la gente (Tufte, 1997a: 87).
Por otro lado, Tufte sostuvo en su artículo Televisión, modernidad y vida cotidiana. Un análisis sobre la obra de Roger Silverstone desde contextos culturales diferentes (Tufte, 1997a) que es necesario “contextualizar” la teoría de la televisión y hablar de “modernidades diferentes” para no caer, como dice Silverstone, en “la inexactitud histórica, el universalismo y el reduccionismo” cuando se estudia el público de la televisión.
En su artículo Tufte explica la diferencia entre el público televisivo anglosajón y el público televisivo latinoamericano desde “las formas de vida suburbanas” de las que habla Silverstone en su libro Televisión y vida cotidiana (Silverstone, 1994/1996) encontrando así que no existe una realidad común entre los suburbios urbanos de las grandes metrópolis latinoamericanas con la idea anglosajona de los suburbios y la vida en estos suburbios (Tufte, 1997a). 

Cultura popular y comunicación

Sobre la cultura popular y la comunicación, la investigadora peruana Rosa María Alfaro (1990) sugiere que el concepto de cultura popular planteado por García Canclini (1982) es: “interesante por su amplitud y porque tienen una gran aplicabilidad en el ámbito de la comunicación”.
Canclini dice que:
“las culturas populares se configuran por un proceso de apropiación desigual del capitalismo económico y cultural de una nación o etnia por parte de sus sectores subalternos. Pero también por la comprensión, reproducción y transformación real y simbólica de las condiciones generales y propias de trabajo y de vida (...) Las culturas populares son el resultado de una apropiación desigual del capital cultural, una elaboración propia de sus condiciones de vida y una interacción conflictiva con los sectores hegemónicos” (García Canclini, 1982: 47).

Por otro lado, la misma Alfaro reconoce otras formas de entender la cultura popular referida a “las afirmaciones de Martín-Barbero sobre los medios masivos relacionados con el imaginario popular” (Ibíd.: 20). Así Martín-Barbero dice que:
“Lo masivo es a la vez negación y afirmación de lo popular, su mediación dialéctica. Lo masivo es negación de lo popular en la medida en que es una cultura para las masas y no por (la masa). Lo masivo es la imagen que la burguesía se hace de las masas (...) Y sin embargo, lo masivo es también mediación popular (...) la producción como el consumo de lo popular pasa tanto cuantitativa como cualitativamente por lo masivo ya que en ello las masas populares invierten deseo y extraen placer” (Ibíd.: 20). 
 

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